El hueso tiene funciones muy importantes en el organismo:
- Soporte: de la misma forma que las vigas y pilares de un edificio, los huesos contribuyen a la forma, posición y alineación de las partes del cuerpo.
- Protección: por ejemplo, el cráneo protege el encéfalo.
- Movimiento: forman palancas con las articulaciones. Cuando los músculos, anclados en ellos, se contraen, tiran de los huesos para imprimir movimiento a la articulación.
- Reserva: de minerales (Calcio y Fósforo).
- Hematopoyesis: formación de células sanguíneas.
Desde el punto de vista estructural podemos diferenciar cuatro tipos de huesos:
A. Huesos largos: se identifican fácilmente por sus ejes longitudinales extensos y sus extremos articulares amplios y únicos. Ejemplos: fémur y húmero.
B. Huesos planos: generalmente son anchos y delgados, con una superficie aplanada y a menudo curva. Ejemplos: escápulas y esternón.
C. Huesos cortos: estructuras en forma de cubo o caja, casi tan anchas como largas. Ejemplo: huesos del carpo (muñeca) y del tarso (tobillo).
D. Huesos irregulares: suelen agruparse y presentar diferentes tamaños y formas. Ejemplo: huesos vertebrales. Aquellos huesos irregulares que se presentan aislados y no en grupo se denominan sesamoideos, por ejemplo la rótula.
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