Realmente, se puede pensar que la hazaña que se pretende llevar a cabo, es más por iniciativa del padre que por parte del niño. Es obvio. Un niño con 9 años no es lo suficientemente maduro para decidir algo de este tipo, y es ahí donde entran en acción los padres.
Si leemos con detenimiento la noticia, nos dice que su padre, además de ser un afamado y prestigioso escalador, posee el récord de subida al Everest en menos tiempo (8 horas y 10 minutos), y añade lo siguiente: "todos los récords sobre el Everest deberían estar en posesión de gente de Nepal". "Nepal es un país pequeño y no nos publicitamos demasiado".
Con esto manifiesta claramente sus intenciones. No piensa demasiado en las posibles consecuencias a corto y largo plazo para el niño, sino en que se consigan récords, máxime cuando las autoridades establecen una edad mínima de 16 años, para realizar tal acto.
No supone un ejemplo de la labor que deben realizar los padres, ya que a estas edades el niño debería preocuparse por otras cosas y no por conseguir récords.
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